Foto: Internet.
La estación lucía tenue, inanimada, un reloj antiguo de madera pegado a la pared acompañaba con su tic tac al silencio de la noche. Las luces en fila se asemejaban a pequeñas luciérnagas estancadas bajo el cielo raso, sostenido por columnas al estilo victoriano. El tren se asomó lentamente, las bancas vacías le dieron la bienvenida.
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