Entramos al centro comercial, discocentro nos dió la bienvenida con su vitrina llena de cds fantásticos de marimba, con su variada selección además de los de Jeannette, Diego Verdaguer y Fidel Funes.
Buscábamos un fotomatón para recordar el momento sin éxito alguno ya que, según el guardia de seguridad los retiraron por falta de uso.
Pasamos a un almacén tipo bodega que nos sorprendió. La ropa, zapatos y accesorios nos mareaba y no nos permitía hallar la salida en una especie de trampa impuesta por el almacén para quedarse y comprar. Fuimos a la sección de juguetes, anonadados por los nuevos juegos infantiles, y personajes de caricatura que no comprendimos pero que nos entretuvieron un rato.
Luego de obtener un disco de marimba con mi canción favorita "chuchitos calientes" decidimos tomar un café y relajarnos antes de ir a casa.
¿A donde vamos? ¡A la Palace!
Fuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, un sentimiento de niña recorrió mi espina dorsal cuando entramos. Todo estaba donde lo recordaba: las camapanas suizas de vaca en la pared, los colores, los olores, los sabores, el helado peach melba que pedía mi mamá, la selva negra que le gustaba a mi papá, la forma en la que los chocolates estában ubicados, las meseras, ¡todo!. Nos sentamos y al ordenar nos sentimos extasiados.
El pianista que siempre ha tocado allí nos deleitó con melodías que nos transportaron en una dimensión que no puedo describir, mezcla del pasado con una sensación de que lo que occurria en ese momento nunca lo olvidaría.
La habitación de al lado
Hace 2 días
1 comentario:
Yo siempre que como chocolates crispin, me siento como niño otra vez jejeje, bueno, en realidad creo que yo no dejé eso de ser niño jejeje
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